NUEVOS VESTUARIOS PARA LA ZONA DEPORTIVA DE LA DEHESA
GIRONA, 2011
El edificio nace a partir de los conceptos de privacidad e intimidad inherentes a la propia función de unos vestuarios. Hacia fuera se muestra sólido e introvertido; dentro, sin embargo, espera la sorpresa. Las aberturas de fachada, esencialmente para ventilar, se esconden detrás de una chapa agujereada y se muestran en el exterior como unos cortes verticales de arriba a abajo. El conjunto del paramento rememora la percepción del lugar que hace el paseante entre la multitud de árboles que pueblan la Dehesa, bosque de troncos y código particular ligado a distancias y recorridos disímiles. Asimismo, se pretende que las partes sólidas de la fachada emulen sutilmente los colores del paisaje que acoge el edificio. Se entra en este volumen a través de una única apertura vidriada, en forma de embudo. En el vestíbulo, la mirada se enfoca al frente. A través de las aberturas aparece como velado el ámbito de la zona deportiva y se cuela una luz tenue que anticipa el contraste siguiente. Los tabiques laterales no llegan al techo, y por ambos lados penetra el cebo que nos conduce. Ya dentro, la intimidad, la luz. Una claraboya sobre la zona de bancos y taquillas y otra sobre el ámbito de duchas y baños llena el espacio de luz; el cono blanco se encarga de hacer rebotar y repartir la luz. Un total, pues, de 8 lucernarios para los cuatro vestuarios del edificio, dos por lado, y dos por sexo. En verano, la intención es la de tener, a cada lado, un vestuario para los usuarios individuales y otro para los que vienen en grupos. En invierno, dado que sólo hay usuarios individuales, se propone cerrar un lado (2 vestuarios) con el fin de optimizar el consumo energético y calefactar sólo la zona abierta al público. El programa se completa, en uno de los extremos, con una enfermería, una sala de instalaciones y un almacén.
Ayuntamiento de Girona
Quadrant, ingenieros/ Benedicto, aparejadores
Obycall
500 m2
730.000 €
Lourdes Jansana